5 cosas que arruinan tu casa y cómo revertirlas.
- Julieta Lovera | Diseñadora de interiores
- 29 may
- 3 Min. de lectura
Algo en tu casa no termina de cerrar, no se ve como en tu cabeza, no se siente tan cómoda o le falta esa onda que imaginabas. Spoiler: no sos vos, son algunas decisiones muy comunes que, sin querer, están saboteando el resultado.
Cambiar algo de tu casa puede ser súper emocionante, pero también un lío si no sabés por dónde empezar. A veces cometemos errores sin darnos cuenta, y eso hace que el espacio no termine de sentirse tan cómodo o lindo como imaginábamos. La buena noticia: la mayoría de esos errores tienen solución. Acá te cuento cuáles son los más comunes y cómo darles una vuelta fácil.
Comencemos con el primero de los cinco:

1. Llenar todo de muebles grandes.
Es muy común querer poner un sillón enorme o una mesa gigante “porque así se ve más completo”. Pero no. Cuando los muebles son demasiado grandes para el espacio, todo se siente apretado y hasta un poco caótico.
¿Qué podés hacer? Elegí muebles que se ajusten bien al tamaño del ambiente. Y si además son multifuncionales, ¡mejor! Vas a tener más espacio y todo se va a ver más equilibrado. Tomá las medidas de tu espacio y del mueble que tenes en vista.
2. No pensar en la iluminación.
Quizas, cuando te mudaste fuiste a comprar un foco para tener luz y no lo pensaste demasido, cuando llegaste y la prendiste, la luz era super blanca o muy cálida. Una mala iluminación puede arruinar hasta el mejor ambiente. Si la casa está muy oscura o tiene una sola luz blanca en el techo, se siente fría y poco acogedora. En la página hay un árticulo sobre iluminación que te va a ser súper útil.
¿Solución? Jugá con diferentes tipos de luz: una lámpara de pie en el living, una luz cálida en la mesita de noche, una guirnalda en ese rincón que te encanta… La idea es armar distintos climas según el momento del día.

3. Usar muchos colores sin conexión entre sí.
A todos nos gusta el color, pero si mezclás muchos sin pensar en cómo combinan, y en la proporción que los ponemos, el resultado puede ser un espacio que te agota visualmente. Te dejo acá un post que hice con una técnica clave para combinar bien los colores.
Consejo: Elegí una paleta base de 3 o 4 colores y usalos de forma coherente en toda la casa. Podés sumar tonos distintos dentro de esa misma gama, así todo fluye sin aburrir.
4. Pensar solo en lo lindo, pero no en lo práctico.
A veces queremos que todo se vea divino, pero nos olvidamos de lo más importante: que la casa funcione para el día a día. Si tenés que esquivar una silla para pasar o no tenés dónde apoyar un café… Houston, tenemos un problema.
Revisá cada rincón y preguntate: ¿esto me sirve?, ¿me resulta cómodo?, ¿lo uso? Lo ideal es encontrar ese equilibrio entre estética y funcionalidad.

5. Dejar de lado los detalles.
No subestimes el poder de los detalles. A veces creemos que con solo poner un sillón y una mesa ya está, pero lo que le da alma a un espacio son esas pequeñas cosas: cojines, alfombras, cuadros, plantas, velas, libros…
Animate a probar. No hace falta comprar todo de una. De a poco, podés ir sumando esas piezas que le den personalidad y hagan que tu casa se sienta realmente tuya. Pero es super importante que planifiques y tengas una visión clara del resultado final que te gustaría lograr para evitar malgastar dinero en cosas que después no te gusten como quedan,
La transformación de tu casa no tiene que ser complicada, ni tiene que estresarte. Con algunos ajustes y decisiones más conscientes, podés transformar tu casa en ese lugar que tanto querés, sin obras, sin estrés y con mucho estilo.
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